Belleza & Algoritmo: Cuando la IA también nos mira al espejo

Belleza & Algoritmo: Cuando la IA también nos mira al espejo

Por Edgar Cleto

@eddcleto

Publirrelacionista y coolhunter de los que entienden que las tendencias no se siguen,¡ se lideran!.

La belleza siempre ha sido un reflejo de su época. Hoy, ese reflejo no solo pasa por el espejo, sino por una cámara frontal, un filtro en TikTok y un algoritmo que decide si tu piel “funciona mejor” con un glow coreano o un matiz latino. En 2025, hablar de belleza sin hablar de inteligencia artificial ya no es posible. El futuro es presente, y nos está mirando de vuelta.

El filtro como nueva norma

La generación millennial aprendió a maquillarse viendo tutoriales en YouTube, exploró su identidad con selfies en Facebook y entendió la luz natural gracias a Instagram. Pero algo cambió en el salto a TikTok y los filtros de Realidad Aumentada: la “versión mejorada” ya no es solo una opción estética… empieza a sentirse como una obligación.

Hoy, Gen Z y Gen Alpha usan la IA para corregirse en tiempo real. Unos clics y puedes modificar tu mandíbula, suavizar tu piel o cambiar el color de tus ojos. Todo sin cirugía, sin tiempo, sin pensar demasiado. Y aunque puede parecer una maravilla, hay una pregunta que empieza a pesar: ¿qué pasa cuando ya no te reconoces sin filtro?

¿La IA potencia o distorsiona la belleza?

La inteligencia artificial aplicada al mundo beauty no es nueva. Marcas como L’Oréal o Shiseido ya usan algoritmos para analizar la piel, predecir necesidades y personalizar recomendaciones. Aplicaciones como YouCam o SkinVision ofrecen escaneos faciales que detectan textura, poros y manchas en segundos. Es tecnología que, bien usada, puede revolucionar el cuidado personal.

Pero aquí entra el dilema ético: ¿cuándo dejamos de usar estas herramientas para cuidarnos y empezamos a usarlas para ocultarnos? ¿Cuándo la corrección estética automática deja de ser juego y se convierte en autoexigencia?

La responsabilidad estética del algoritmo

La IA aprende de nosotros, pero también refuerza lo que más ve. Y si lo que predomina en redes sociales es un ideal de belleza homogéneo, hiperfiltrado y poco diverso, eso es lo que el sistema va a seguir recomendando.

Por eso es clave repensar nuestras elecciones digitales. No se trata de rechazar la tecnología, sino de usarla con criterio. Elegir a quién seguimos, qué tipo de belleza compartimos, y qué espacios creamos para la representación real. Porque la inclusión también se programa.

Recomendaciones para una belleza digital más consciente

  1. Cuida tu feed: sigue cuentas que celebren diversidad, cuerpos reales y pieles sin edición.
  2. Filtra los filtros: úsalos para jugar, no para esconderte. La tecnología debe sumar, no restar identidad.
  3. Investiga antes de consumir: si una app te recomienda un producto, asegúrate de que esté respaldada por especialistas, no solo por data.
  4. Crea desde lo real: si eres creador de contenido, muestra procesos, texturas, imperfecciones. Humaniza tu belleza.
  5. Habla del tema: en redes, en tu grupo, en tu comunidad. La belleza también se construye desde la conversación.

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